Neumonía

La neumonía se caracteriza por la infección de los pulmones con la consiguiente acumulación de líquido y pus en los alvéolos, o sacos dentro de los pulmones. Cuando los alvéolos se llenan de líquido o pus, pueden provocar una tos productiva o dificultar la respiración. Los síntomas de la neumonía van de leves a graves, y algunos tipos de neumonía, como la bacteriana y la vírica, pueden ser contagiosos.

Causa

La neumonía está causada por infecciones bacterianas, víricas y fúngicas. Las personas son especialmente susceptibles de padecer neumonía si han tenido una infección reciente, como un resfriado o una gripe. En una persona con neumonía, el sistema inmunitario provoca la inflamación de los alvéolos, lo que a su vez provoca la acumulación de líquido y pus en los pulmones. Entre los factores de riesgo de la neumonía se encuentran el tabaquismo o la exposición al humo del tabaco, el consumo de alcohol, un sistema inmunitario debilitado, enfermedades cardíacas o pulmonares como la EAC o la EPOC, la hospitalización, la exposición a sustancias químicas tóxicas, el embarazo y/o ciertas afecciones neurológicas que provocan dificultades para toser y tragar. Las personas de 65 años o mayores y las de 2 años o menores también corren un mayor riesgo de padecer neumonía.